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lunes, 10 de octubre de 2016

Luis Fernando Sotelo: Yo te nombro Libertad


Luis Fernando Sotelo: Yo te nombro Libertad

Por el pájaro enjaulado.
Por el pez en la pecera.
Por mi amigo que esta preso
porque ha dicho lo que piensa.”

“Por los dientes apretados.
Por la rabia contenida.
Por el nudo en la garganta.
Por las bocas que no cantan.
Por el beso clandestino.
Por el verso censurado.
Por el joven exiliado.
Por los nombres prohibidos.
Yo te nombro “Libertad



La justicia, ya se sabe, es un bien tan escaso como la lucidez en los labios del presidente o los drenajes despejados en la Ciudad de México. Esa certeza se vuelve un tolete desbocado cuando se piensa en el gobierno de la capital del país. Desde sus inicios, la administración de Miguel Ángel Mancera se convirtió en una afrenta a las inquietudes que llevaron a la izquierda partidista al gobierno, por primera vez, hace casi 20 años. 

A cambio de las esperanzas de igualdad con las que sus electores acudieron a las urnas, Mancera ha ofrecido una gestión teñida de tintes policíacos y un intenso hedor a corrupción partidaria y empresarial. El abandono de los proyectos educativos y culturales, la especulación inmobiliaria, la persecución de activistas, el cinismo de su política laboral y la gentrificación de amplias zonas, como el Centro y la Colonia Roma, son muestras de un gobierno capitalista y deshumanizado como tantos otros, aunque disfrazado de una simpática solidaridad rosa. 

La sorpresa en estos casos es una virtud sólo de la ingenuidad: no podía esperarse demasiado de un funcionario que, lejos de las inquietudes populares, granjeó su fugaz éxito en las negociaciones de un partido infecto como todos los partidos, pero en particular estado de descomposición. Por desgracia, lejos de las personas siempre valiosas que desde las bases apoyan a la izquierda electoral, la burocracia del PRD está repleta de colecciones variopintas de aves de rapiña defendiendo a toda costa sus privilegios.

Las secuelas del gobierno de Mancera son muchas, pero una de las más dolorosas es la criminalización de la protesta pública. Luis Fernando Sotelo de 21 años, detenido durante una manifestación hace casi dos años, es una de las victimas. Este joven fue recientemente sentenciado a 33 años y cinco meses de prisión como resultado de un proceso lleno de irregularidades jurídicas.

En esta publicación les comparto un excelente recuento de Gloria Ramírez Muñoz que ayuda a entender el contexto de este caso. Una entrevista, por Atziri Ávila, con la madre de Luis Fernando dibuja la dimensión trágica de las otras victimas que poco se mencionan: los familiares afectados por una injusticia que lacera, de manera literal, en carne propia. Finalmente, reproducimos un texto proporcionado por el propio Luis Fernando que ilumina algunos aspectos del clima de represión en el que hemos vivido en los últimos años.


Su caso debe alertarnos a todos. No sólo porque la rueca de la represión sigue girando, sino porque Luis Fernando es uno de varios jóvenes encarcelados por motivos similares. Su combatividad es ejemplar: al menos seis de ellos han decidido empezar una huelga de hambre a partir del 28 de septiembre del 2016. Allá adentro intentan, desde su propio cuerpo, rebelarse contra la injusticia; ojalá acá afuera sepamos corresponderles con la lucha en en todos los frentes posibles por su libertad y la de todos los presos políticos.

Paul Eluard, el formidable poeta francés que tantos veces escribió este nombre lo sabía: ante los tiranos en turno, nombrar la libertad es una poderosa arma que se debe disparar:

Luis Fernando Sotelo: Yo te nombro Libertad.




Castigo ejemplar
Gloria Muñoz Ramírez.

No conforme con mentir sobre el paradero de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el Estado encarcela a quienes, como Luis Fernando Sotelo, no se quedan callados y salen a las calles a exigir la verdad. Dos años de impunidad sobre Ayotzinapa, ningún autor intelectual encarcelado y una sentencia de 33 años y cinco meses de prisión para el joven de 21 años, acusado de ataques a las vías de comunicación y a la paz pública y de daño a la propiedad (los tres calificados), en un proceso jurídico repleto de irregularidades.

Luis Fernando también fue sentenciado a pagar una multa de 519 mil 815 pesos y la reparación del daño, que asciende a más de 8 millones de pesos. En esta condena, advierte el colectivo Los Otros Abogadoz, se observa claramente la venganza, el odio y el desprecio que el jefe de Gobierno (Miguel Ángel Mancera) tiene contra los estudiantes, sobre todo los jóvenes que piensan diferente, que cuestionan y se oponen a las injusticias y a las malas decisiones del gobernante en turno.

En noviembre de 2014, apenas dos meses después de la desaparición de los 43 normalistas, Luis Fernando iba vestido de negro, con pelo corto y una cresta pintada de verde. Iba ataviado de rebeldía cuando fue detenido y acusado de la quema de la estación y de un camión del Metrobús en Ciudad Universitaria. Su detención se realizó junto a la del joven Sergio Pérez Landeros, a quienes el conductor del Metrobús y los agentes implicados en la detención señalaron como autores de la quema. Sergio comprobó que se encontraba en su escuela en el momento de los hechos y fue excarcelado. Pero Luis Fernando permaneció en prisión y esta semana fue sentenciado. Tiene 21 años y lo condenan a permanecer en la cárcel hasta los 52. Y todavía el Ministerio Público se inconforma y apela a más años y más dinero.

El colectivo Los Otros Abogadoz considera que la acusación fue fabricada a modo por el Ministerio Público y que se alteraron los hechos y omitieron pruebas. Se trata, indican los abogados, de encontrar culpable a Luis Fernando para mandar el mensaje y castigo ejemplar a todos aquellos que decidan organizarse y protestar: jóvenes, estudiantes, maestros, indígenas, vendedores ambulantes, colonos y todo aquel que abajo resiste y se organiza.

El 28 de septiembre Luis Fernando y Abraham Cortés (preso en el Reclusorio Norte) iniciaron una huelga de hambre indefinida en protesta por la injusta condena. Una campaña nacional e internacional los acompaña exigiendo su libertad.



Mi hijo estudiaba y trabajaba vendiendo postres; no es un delincuente: Madre de Luis Fernando Sotelo


Atziri Ávila / Desinformémonos

Celia Zambrano Nuñez estaba realizando el quehacer de su casa cuando llegaron los judiciales a avisarle que su hijo Luis Fernando había sido detenido, querían que se fuera con ellos, a lo que se negó. Desde ese momento supo que algo sucio estaba detrás.

"Desde que detuvieron a Luis la vida nos ha cambiado totalmente”, afirma la madre de Luis Fernando Sotelo Zambrano, joven detenido el 5 de noviembre de 2014, acusado de la quema de la terminal y de un camión del Metrobús. “Mi hija menor de 25 años dejó de estudiar y se metió a trabajar para ahorrar y poder costear ella su Universidad. Mi hijo mayor de 29 años deja su familia para poder visitar a su hermano. El proceso es desgastante pero ambos me acompañan, me dan fuerza, iremos a donde tengamos que ir para ver libre a su hermano”.

Luis Fernando Sotelo fue detenido en las inmediaciones de Ciudad Universitaria (CU) de la UNAM, horas después supo que lo acusaban de ataques a las vías de comunicación, alteraciones a la paz pública y daño a propiedad ajena. El pasado 20 de septiembre supo de la sentencia que lo condena a 33 años y 5 meses de prisión, dicha sentencia fue apelada por sus abogados.

A Luis no lo detuvieron en flagrancia”, asegura Celia Zambrano Nuñez, quien es maestra normalista, venía saliendo de CU porque repartía información sobre presos políticos y había ido a informarse sobre las acciones realizadas por los estudiantes universitarios en exigencia de justicia para los normalistas de Ayotzinapa, pues habían pasado 10 días de los hechos ocurridos en Iguala.

Celia Zambrano de 47 años de edad se trasladó al Ministerio Público de Coyoacán para saber cuál era la situación jurídica de su hijo, “había un operativo bastante exagerando, ambas esquinas estaban rodeadas por granaderos, ni siquiera me permitían pasar el primer retén, a pesar de que dije que yo era la madre de uno de los jóvenes que estaba detenido”. Detuvieron a mi hijo como si fuese un delincuente de alta peligrosidad cuando en realidad es un joven de 22 años estudiante, que tuvo que truncar sus estudios de manera presencial porque yo tenía compromisos económicos pero que decidió continuar sus estudios en la prepa abierta”.

La madre de Luis Fernando Zambrano recuerda que las autoridades de la Ciudad de México negaron que su hijo tuviera contacto con ella o con alguno de sus abogados, “llegue a las 11 de la noche y pude verlo hasta las cinco de la mañana del otro día, sólo permitieron que lo viera para que me entregara sus pertenencias que eran 45 pesos, un cinturón, un pepsilindro y cosas que carga un joven de su edad, no las bombas molotov, el galón de gasolina, la propaganda antifascista y otras cosas de las que lo acusan, que incluso humanamente es imposible cargar”.

A pesar de la queja que la madre de Luis Fernando y sus abogados presentaron una queja ante la primer visitaduría de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal para que un médico certificara las lesiones que Luis Felipe tenía por haber sido golpeado por los policías que lo detuvieron. Los funcionarios del MP de Coyoacán “prácticamente lo arrebataron al médico que lo revisaba y lo sacaron del lugar. Minutos después lo trasladaron en un vehículo particular, tuve mucho miedo porque no sabía a dónde lo llevaban, temía mucho que le hicieran algo peor, horas después supe que mi hijo había sido trasladado al Reclusorio Sur”.

Celia, quien es colona de la Delegación Tláhuac reitera que “el proceso estuvo lleno de irregularidades, Luis llegó al reclusorio como a las 7 de la noche y lo presentaron hasta cuatro horas después, pues en realidad no había ningún expediente para poderlo consignar. Las audiencias han sido postergadas en diversas ocasiones porque los policías no se presentaban argumentando que estaban de vacaciones o enfermos. Pronto el chofer se desdijo en una audiencia y dijo no reconocer a mi hijo plenamente, pero aún así Luis Fernando sigue preso”, afirma su madre.

Celia Zambrano describe a Luis Fernando como un joven noble, solidario y tranquilo. “Siempre fue transparente, nunca se manejó con mentiras sino con responsabilidad, él estudiaba y trabajaba vendiendo postres y dulces, quiere ser psicólogo, es honesto y trabajador, nunca tuvo ningún incidente delictivo. Siempre mostró simpatía con todas las luchas sociales”.
Sergio, el joven detenido y acusado por los mismos hechos de los que se le acusa a Luis Fernando, días después salió libre, a decir de la mamá de Luis Fernando “contó con la fortuna de que en las áreas en donde se estaba ese día, había cámaras de video que constataron que en el momento del incendio no se encontraba ahí. Mi hijo no contó con la misma suerte pero tampoco cometió los delitos ni participó en ese incendio.

A pesar del desgaste económico, emocional y físico, que la madre de Luis Felipe Zambrano enfrenta, asegura que confían en la solidaridad nacional e internacional para que la sentencia contra Luis Felipe sea desechada “no soy abogada, no sé nada de leyes, pero el Gobierno  no tiene fundamentos para mantener a mi hijo un solo día en prisión” concluye la señora Zambrano.




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